sábado, 3 de septiembre de 2016

Las campañas militares de Morelos

José María Morelos y Pavón, reconocido por su genio militar y por su pensamiento político, es una de las mayores figuras del movimiento independiente en México. En cinco años de actividad realizó cuatro campañas militares que constituyeron el peligro más grave al que se enfrentó el gobierno virreinal.


                                          José María Morelos y Pavón

Encargado del curato en el pequeño pueblo de Carácuaro, al sur del actual estado de Michoacán, Morelos fue uno de los primeros eclesiásticos en integrarse a las filas de la insurgencia. El 20 de octubre de 1810, en Charo, Michoacán, Hidalgo le encomienda la tarea de organizar la rebelión independentista en el sur, en la llamada Tierra Caliente.

Apenas cinco días después de su entrevista con el padre Hidalgo, Morelos deja Carácuaro y parte hacia el sur con apenas 25 hombres. Con aptitudes innatas para la estrategia militar, en su primera campaña consigue formar un ejército disciplinado y pertrechado. Se le unen hombres de la talla de Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros y Vicente guerrero, entre otros. Su primer hecho de armas ocurrió en el cerro del Veladero, cerca de Acapulco, el 4 de enero de 1811. No consigue tomar el puerto de Acapulco, pero se apodera de Tecpan, Chilpancingo y de Tixtla.

Después de la ejecución de Hidalgo y de Allende, ocurrida en junio de 1811, la fuerza del movimiento recae en López Rayón y en Morelos. Éste reorganiza sus fuerzas e inicia una nueva campaña militar que transcurre de noviembre de 1811 a mayo de 1812. Divide su ejército en tres batallones, uno que marchará a Oaxaca, otro tomará Taxco y un tercero, bajo sus órdenes, que entrará en Izúcar.

Félix María Calleja, que expulsó a López Rayón de Zitácuaro, se enfoca en Morelos, éste se hace fuerte en Cuautla para resistir el embate de los realistas. El sitio de Cuautla, que se prolongó de febrero a mayo de 1812, constituye uno de los grandes éxitos de Morelos, pues consigue abandonar la ciudad sin tener pérdidas. Después de la evacuación de Cuautla, Morelos se prepara para tomar Tehuacán.

La tercera campaña, de junio de 1812 a agosto de 1813, la inicia imponiendo el control en una amplia zona aledaña a Tehuacán, trata de impedir las comunicaciones entre el puerto de Veracruz y la capital del virreinato. Hacia el mes de noviembre consigue tomar la ciudad de Oaxaca. De esta ciudad parte hacia Acapulco, asedia el puerto y consigue, por fin, tomarlo en agosto de 1813. De esta manera, el territorio controlado por Morelos es bastante significativo. Durante estos meses, convoca a la formación de un congreso nacional con representantes de las regiones liberadas.

La última campaña militar de Morelos va de septiembre de 1813 hasta diciembre de 1815. Esta campaña se combina con una creciente actividad política, el Congreso, formado por letrados atraídos por el influjo de Morelos, lo nombra Generalísimo.

En diciembre de 1813 Morelos trata de tomar Valladolid, sólo que las fuerzas realistas le propinan una severa derrota y lo persiguen debilitando su ejército. Después de esto, Morelos ya no emprendió acciones de importancia, pues Calleja, convertido en virrey, se propuso atacar Chilpancingo. Forzados a dejar esta ciudad los congresistas se trasladan a Apatzingán. Morelos deja de ejercer el mando militar.

Agobiado por las fuerzas realistas, habiendo perdido a sus dos principales jefes, Matamoros y Galeana, y dedicado a proteger a los congresistas, Morelos es atrapado el 5 de noviembre de 1815 cuando intentaba llevar el Congreso a Tehuacán.

Acusado de diferentes delitos, tanto civiles como eclesiásticos, José María Morelos y Pavón fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec el 22 de diciembre de 1815. Con su muerte el movimiento por la independencia sufrió un severo retroceso.

viernes, 5 de agosto de 2016

Martín Cortés y la conjuración del año de 1566


Martín Cortés, hijo del conquistador Hernán Cortés y de doña Juana de Zúñiga, heredero del Marquesado del Valle de Oaxaca, se vio envuelto en una conspiración que pretendía convertirlo en rey de la Nueva España.


En el año de 1542 la corona española promulgó una nueva legislación — Las Leyes Nuevas— cuyos objetivos eran, por un lado, proteger a los pueblos indígenas y, por otro, limitar el poder de los descendientes de los conquistadores. Estas leyes ocasionaron el descontento de estos últimos, pues afectaban sus intereses al dar fin al sistema de las encomiendas.

La encomienda era una institución, aprobada por el rey, mediante la cual los pueblos indígenas eran dados a un súbdito español para que éste los protegiera, los educara y los convirtiera al cristianismo; a cambio, el encomendero tenía derecho a una parte de la riqueza producida por los indígenas. Este sistema derivó en la explotación de los indígenas por parte de los españoles, razón por la que fue cuestionado por algunos defensores de las culturas nativas.

Los encomenderos de la Nueva España -tratando de seguir el ejemplo de sus homólogos peruanos, que provocaron una cruenta guerra civil- se unieron y conspiraron, en 1549, en contra de la aplicación de esta legislación. El movimiento no tuvo mayores consecuencias gracias a la acción del virrey Antonio de Mendoza, quien sofocó el intento de insurrección sentenciando a muerte a los principales instigadores.

Sin embargo, el descontento no se extinguió; años después, con el retorno a la Nueva España de Martín Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca, los descendientes de los conquistadores encontrarían una oportunidad para pelear por sus intereses.

El Marqués volvió en enero de 1563, después de una ausencia de más de veinte años. De carácter arrogante y de oídos proclives al halago, se relacionó con el grupo de encomenderos, muchos de los cuales eran hijos de los soldados de su padre. En poco tiempo el Marqués, cuya influencia se acrecentaba, entró en conflicto con el virrey Luis de Velasco por la aplicación de las reformas en el trato a los indígenas.

Abrumado por los problemas y quebrantado de salud, Luis de Velasco murió en julio de 1564. La Audiencia de México asumió la representación real hasta el arribo del nuevo virrey. Apenas un mes después el Ayuntamiento de México solicitó a la corona la supresión del cargo de virrey y se propuso al Marqués del Valle como capitán general del virreinato. El entusiasmo por estos cambios fue creciendo y surgió el rumor de que se gestaba una conspiración contra el rey de España, se decía que los encomenderos animaban al Marqués para que tomara el control del virreinato.

La Audiencia, que en un principio desestimó los rumores, decidió investigar y actuar con mano firme. Con el pretexto de la recepción de la correspondencia recién llegada de España, se citó al Marqués a la casa de gobierno. Martín Cortés fue hecho prisionero el 16 de julio de 1566, ese mismo día fueron capturados los principales conspiradores.

Los hermanos Alonso Ávila y Gil González de Ávila fueron declarados culpables y se les condenó a la horca. El Marqués, negando cualquier responsabilidad en la conspiración, solicitó que su caso se juzgara en España, los oidores se negaron, pero la oportuna llegada del nuevo virrey le salvó la vida. En la ciudad de México el resto de los acusados fueron castigados, algunos fueron sentenciados a muerte, otros al destierro.

El Marqués partió hacia España, allá fue despojado de sus propiedades y se le prohibió volver a la Nueva España. Sin embargo, unos años después, el rey Felipe II le devolvió su riqueza. Martín Cortés nunca volvió a la Nueva España, murió en Madrid el 13 de agosto de 1589.